Sinopsis

April Austin no lo ha tenido facil.
Su padre se fue, su madre es alcoholica y vive en un barrio con poco futuro. Sin embargo tiene a Charlie Power, su mejor amigos desde siempre, quien la apoya incondicionalmente.
Pero desde que él sale con Maggie Parker, April se ve en necesitad de un nuevo hombro donde poder descansar.
Entonces aparece Eric Taylor, el guapo y misterioso chico del salon de castigos.
Secretos de la desaparicion de su padre y lecciones de amor irán apareciendo en esta historia.
¿Podrá April vencer los temores de su pasado? ¿Podrá descubrir que sucedio la noche de su quinto cumpleaños? ¿Podrá creer nuevamente en el amor?


jueves, 18 de octubre de 2012

Comentario final de la autora.

Bueno, aquí lo que siempre desearon. Aquí,el anhelado, esperado y ansiado "capitulo final".
Realmente agradezco que leyeran mi primer novela, que comentaran cosas tan lindas e importantes. Me acompañaron en esto que parece tremendamente insignificante pero que, para mi, es importantísimo.
No saben lo bien que me siento de publicar el capitulo final, así como tampoco saben cuanto me emocioné cuando lo escribi. Es como si una especie de etapa, de meses y meses de escritura, se terminara. Pero puedo seguir escribiendo, porque las palabras son infinitas.
Jamas es suficiente y jamas se se dice poco.
No importa lo que se exprese. No importa lo que se diga. Sempre que llegue del alma, es un paso mas. Un paso que te convierte en escritor, porque no depende de editoriales, ni de exito. Simplemente depende de alguien. Un alguien que leerá lo que escribiste, un alguien que se emocionara, un alguien que se sentira identificado, un alguien que disfrutará leyendo tus palabras. El dia que ese alguien quiere seguir leyendo lo que el escritor escribe, ese mismisimo instante en que el lector piensa "quiero mas", ahi y justo ahi, eres escritor. Porque alguien en algun lugar del mundo, disfruto de tus simples, humildes y honestas palabras. Porque alguien creyó que podias ser lo que la sociedad llama "escritor".
Gracias por ser esos "alguien". Por creerme una escritora y, sobre todo, por pensar "quiero mas".
Simplemente: GRACIAS!!

Capitulo 43



Prologo.
Hace mucho frio, pero aun tengo esa manía de salir a correr. Solo que ahora lo hago por las mañanas temprano.
Ya no vivo en Hamilton Heights, aunque lo extraño con todo mí ser. White Horse es, ciertamente, muy distinto. Aquí todo es muy pequeño y campestre, y hace frio absolutamente todo el año. Es hermoso.
Esta mañana, por alguna razón, me desperté más temprano de lo usual. Anoche soñé con Eric. Soñé con aquel primer beso y con el último.
Desde entonces no he podido dejar de recordar cuando todo comenzó en mi quinto cumpleaños.
Me costó mucho recuperarme de todo cuando la fuente fue destruida, extrañaba a Eric a tal punto de no querer salir de la cama. La mañana que Terry y Clarise me confirmaron la destrucción está grabada en mi mente como uno de los peores días de mi vida. Sin embargo, han pasado veinte años desde aquello y las cosas han cambiado bastante.
Fue muy difícil salir de Nueva York. En todos lados había carteles nuestros culpándonos del asesinato de Mazon y, además, nuestras vidas estaban allí. Sabía que sería difícil, pero tenía a Charlie y él me iba a ayudar a superar todo eso. Aunque tardáramos años.
Una semana después de destruir la fuente, todos nos separamos.
Supe que Pam se quedó en la finca, ella estaba tranquila allí y se encargaba de una pequeña tienda de alimentos en Duane. Nunca volví a verla.
Clarise regresó a California y se dedico a enseñar ciencias en una universidad pública hasta que falleció hace un par de años. Se suicidó. Padecí mucho la noticia, pero su psicólogo aseguro a la policía que nunca pudo recuperarse de su pasado.
Por otro lado,  Terry se mudó a Guatemala o algún lugar de centro América. Lo último que recibí de él fue un oso de peluche para Holly cuando cumplió cinco años. Supongo que quiere reivindicarse. Con el oso venia una pequeña carta, pero parecía ser que estaba en problemas nuevamente porque no quería dar demasiados detalles. Pero bueno, esa era su vida y podía vivirla como quisiera.
Maggie es la única persona con la que mantuve contacto todos estos años. Muy de vez en cuando viene a visitarnos, porque viajar no le agrada demasiado luego del día de la muerte de André. Hace unos años salió de prisión. El juzgado de Hamilton Heights la había encontrado culpable del asesinato de Mazon, luego que ella misma se entregara por voluntad propia. Ya conocen a Maggie, si hace algo lo toma de forma drástica.
Al salir conoció a un hombre con el que tuvo un hijo muy parecido a ella, Colín. Es un año mayor que Holly. Ahora ellos viven en Florida, a unos cuantos kilómetros de aquí.
En cuanto a Charlie y a mí, aun seguimos juntos y lo sigo queriendo como siempre. En aquellos tiempos, cuando no sabíamos que hacer, él me convenció de dejarlo todo, de largarnos de Hamilton y empezar una vida para nosotros. Nos costó graduarnos, toda la escuela nos veía como fenómenos pero, ¿Quién tenía derecho a juzgar en ese lugar? Además, estábamos juntos y eso era lo que importaba.
Sus padres jamás me aprobaron, ni siquiera cuando Charlie les enviaba cartas contándoles lo especial que estaban siendo nuestras vidas. Pero todo empeoro cuando les conto que nos habíamos casado, a partir de eso, nunca respondieron una carta.
La única persona que respondía en algunas ocasiones era Julianna, feliz por nosotros dos, pero ella también nos ha dejado. Aunque, al menos, llego a conocer a Holly y falleció un año después por la vejez. Creo que ella fue la que tuvo una vida relativamente normal.
Y bueno, Eric sigue en mi corazón. Él fue mi primer gran amor, quien me enseño que había muchísimas otras cosas además del odio y la desesperación. Jamás logre conocer alguien como él, de hecho, me agrada escribir cartas para él de vez en cuando. Siempre que necesito algo, que me hace falta un brazo como los suyos, aquel toque paternal… siempre que lo necesito a él. Holly conoce toda la historia, ella sabe que en mi corazón hay otro nombre que palpita tan fuerte como el de Charlie o el suyo. Cada suspiro que doy, cada vez que Holly me habla sobre sus profesores y los castigos, le explico que no todo es lo que parece. Mírenme a mi si no me creen, jamás habría imaginado lo que conllevaría ser castigada por una pelea.
He cambiado mucho en estos años. He aprendido que la familia es lo más importante que tengo y, a pesar de no tener a André, a Clarise… a Eric, ellos me quisieron como a nadie. Ellos dieron sus vidas por mí, por mi felicidad y, algunas veces, siento que no fui lo suficientemente agradecida. Pero luego veo a Charlie, feliz con Holly y lejos de todo lo que alguna vez nos hizo daño, creo que cada batalla valió la pena. Porque la vida vale la pena. Y creer en eso, es la mejor manera de demostrarles mi gratitud.
Regreso a la casa que tenemos frente al lago y allí están ellos. Holly y Charlie. Son los dos tan parecidos, ella tiene sus ojos, sus risos, su color de pelo, su sonrisa. Es hermosa.
Agradezco todos los días estar aun para disfrutar de ellos. Y lamento que Eric no esté aquí, estoy segura que le fascinaría verme haciendo lo que él siempre quiso que hiciera.
Charlie se acerca y me besa. El paso del tiempo no se nota en él y, ciertamente, en mi tampoco. Sus labios frescos, suaves, dulces. Desde que estamos juntos, comencé a tolerar lo dulce y sus besos son mis favoritos. Siempre tan lento, tranquilo, tomando su tiempo para saborear esos minutos que ambos anhelamos cuando no estamos juntos. Él es mi gran aventura, él y Holly son lo que el destino me tuvo deparado tanto tiempo. Mazon, Rupert y la fuente solo era el comienzo porque ahora, tengo algo más importante porque vivir. Amor.
Por increíble que parezca, los dos parecemos aquellos chicos que salieron de Hamilton Heights en busca de algo que los hiciera felices. Sin darnos cuenta que, lo único que necesitamos para serlo realmente, es tenernos el uno al otro. Porque, de eso se trata la vida: de vivirla junto a alguien especial. Y Charlie es ese “especial complemento” que siempre deseé.

                                                                  Fin.

martes, 16 de octubre de 2012

Capitulo 42



Final.
Regresamos a Hamilton Heights en silencio. No sabíamos a donde podíamos ir. Recogimos a Clarise en el motel y volvimos a la carretera. Iríamos a Duane, a la finca en la que estaba Pam. Era el único lugar seguro.
Recuerdo su rostro cuando vio a André herido. A aquella mujer le habían quitado todo y aun así había aceptado ayudarnos. Tenía un corazón de oro y no merecía lo que le estaba sucediendo. Sin embargo, la vida es injusta y nunca se sabe lo que te tiene deparado el destino.
Ella intento curar la herida con un botiquín de primeros auxilios, al menos hasta que llegáramos a Duane y lo operaran de urgencia, pero André no resistió tanto. Falleció a medio camino.
Nos detuvimos en medio de la carretera, en medio de la nada. Hacía mucho frio fuera, pero nos pareció correcto despedirlo de alguna manera especial.
Entontáramos un nogal a unos pocos metros. Aprovechamos que ningún coche pasaba por allí y le hicimos un funeral improvisado.
Charlie estaba un poco mejor, Clarise había desinfectado sus heridas y le había dado de comer unas frutas en el camino. Ahora, al menos, podía permanecer de pie. En cambio, Maggie, Eric y yo, seguíamos perdiendo sangre, aunque habíamos ajustados nuestras heridas con telas bien apretadas.
-      Él era como un padre para mí-. Dijo Maggie, llorando desconsoladamente.
Lo correcto fue abrazarla, por eso lo hice. Pasé mis brazos alrededor de su torso y dejé que ella llorara en mi hombro. Maggie era lo más parecido a una amiga que jamás había tenido.
Terry también lloro sobre la tumba improvisada que habíamos decorado con una margarita que habíamos encontrado por allí.
André se merecía muchísimo más que eso, pero nosotros no podíamos dárselo. Éramos fugitivos de la ley, habíamos asesinado a una persona. Todas las personas que estaban allí conmigo eran buenas personas que habían pasado por cosas espantosas, inimaginables. Nadie merecía ese final, nadie.
Clarise, aquella mujer que siempre había sido mi vecina del piso de arriba, la anciana entrometida del edificio, en realidad era lo más parecido a una madre que jamás había tenido. André había sido lo más parecido a un padre. Ellos eran mi familia y ahora, tendría que dejarlos ir. Todos tendríamos que aprender a vivir y soportar cada día a nuestra manera. Todo era tan injusto, tan irreal.
No podíamos seguir allí, comenzaba a oscurecer y teníamos que quitarnos las balas del cuerpo y… destruir la fuente.
Continuamos rumbo a Duane con mucha dificultad. Ninguno quería irse, ninguno quería dejar a André.
Maggie no dejó de llorar en todo el viaje, pero cuando ingresamos en el camino que conducía a la finca, las lágrimas cesaron un poco. Ella comenzaba a sentirse como en casa.
Estacionamos la camioneta y Clarise y Terry me  ingresaron en la casa sobre una camilla. Ahora yo era la más deteriorada.
Maggie y Eric se encargaron de Charlie.

Cuando me desperté al día siguiente, tenía una enorme venda en mi pierna y en el brazo. Todo el cuerpo me dolía y la cabeza se me partía en dos. Me habían dado unas drogas para dormir mientras ellos me operaban.
Se oía la lluvia cayendo sobre el tejado de la casa. Y en una esquina del cuarto había sabanas llenas de sangre. Me habían quitado la bala de la pierna.
Eric entró en mi cuarto y se recostó a mi lado. La habitación estaba oscura y no podía verlo, pero si lo sentía. Oia su respiración y podía sentir sus caricias en mis manos. Estaba recostada sobre su brazo, con mi cabeza apoyada en su hombro.
-      Te extrañaré-. Le dije en la oscuridad con un suave susurro.
-      Lo sé-. respondió y pude oír como sonreía de alguna forma-. también lo hare.
Eric se había convertido en alguien muy especial en mi vida. Podría decirse que, ahora, él era mi mejor amigo. él me había comprendido en un modo que nadie lo había hecho. Me había dado lo necesario para darme cuenta de muchas cosas. Todo era tan extraño.
-      ¿Tienes miedo?
-      No mucho-. Se secó una lagrima en su rostro, era extraño sentirlo emocionarse-. ¿y tú?
-      Si.
-      ¿A que le temes?
-      ¿A la soledad?-. también sequé una lágrima que caía por mi mejilla-. Porque, tu ya no estarás y Maggie seguirá su camino y yo estaré sola.
-      Eso no es cierto April-. Se enderezo en la cama y pude ver el reflejo de sus ojos en un destello de la ventana-. Ahora escúchame, cualquiera seria un completo idiota si se alejara alguna vez de ti ¿De acuerdo? Eres maravillosa.
Sonreí. Era lindo escucharlo decir eso luego de sentir que él se iba porque no quería estar conmigo. Era una de esas dudas que no me dejaban dormir.
Volví a esconder mi rostro contra su pecho, me sentía un poco mejor.
-      ¿Te arrepientes de algo?-. susurré con la voz entre cortada por la emoción.
-      Solo una cosa.
-      ¿Qué?
-      No haberte conocido antes.
Sonreí y él me beso una última vez. Lento y suave, saboreando cada vez que apretábamos nuestros labios. Haciendo que sintiera un cosquilleo interno que no podía evitar, dejándome deseando aun más. Pero ahora no era un beso correspondido y él lo sabía.
-      Lo siento-. Dije, no quería hacerlo sentir mal.
-      Descuida.
-      ¿Me odias por no amarte?
-      No, no te odio-. Pasé mi mano por su cabello-.  Siempre lo supe.
-      Entones, ¿Por qué insististe en enamorarte de mí?
-      No lo sé, simplemente paso.
-      Lamentó haberte hecho sentir mal.
-      No lo has hecho-. Levanté la vista y me encontré con él una vez más-. Sinceramente, no podría haber pasado de una mejor manera.
Entonces no conversamos más. Esa fue nuestra despedida, nuestra forma de decirnos adiós. Sabiendo que, no importara como, algún día volveríamos a estar juntos. Él beso mi frente de ese modo tan paternal con el que siempre me trataba y me dijo que alguien me esperaba fuera.
Baje las escaleras con dificultad. No tenía muletas para ayudarme.
Observé por la ventana de la cocina hacia fuera. En la galería de la entrada estaba Charlie.
Nos miramos y ambos dejamos salir enormes sonrisas, felices de poder volver a estar juntos. Luego, ninguno de los dos pudo evitarlo. Los dos nos emocionamos y nos abrazamos. Lo sujete como nunca había sujetado a nadie. Charlie estaba allí conmigo, ahora si me sentía segura. Pasé mis manos por sus risos, quería asegurarme que aquello era verdad, que Charlie estaba allí. Quería que él supiera cuanto me importaba. Yo no podía vivir un día mas sin él, lo necesitaba tanto como al aire. Él acariciaba mi pelo suelto, la lluvia caía de fondo y yo comenzaba a sentirme remotamente feliz. Pasé mi mano por su mejilla y sentí un corte en ella, tenía cortes por todos lados. En la frente, en la mejilla, en las manos, en el cuello. También tenía barba, lo cual me pareció inusual. Él había cambiado, estaba maduro. Yo también era distinta, pero ambos nos sentíamos exactamente iguales uno respecto al otro. Entre nosotros nada cambiaria excepto una cosa: ahora yo sabía que lo amaba.
Nos besamos. Fue nuestro primer beso en tantos años de amistad. Jamás me había preguntado como besaría Charlie, pero ahora que lo estaba haciendo, me lamentaba por no haberlo pensado nunca. Él era sensible, tranquilo, se tomaba su tiempo. Ambos habíamos esperado tanto por aquello, tanto tiempo nos había llevado el hecho que yo despertara de mi sueño profundo. No podía creerlo, en medio de tanta oscuridad, yo lo amaba.
Dejé que él me guiara en el beso. Simplemente quería asegurarme que no estaba soñando. Me encargue de sujetarlo fuete y el mordió mi labio inferior. Entonces ambos sonreímos, ninguno de los dos creía que eso estuviese sucediendo.
Au aroma, su sabor, su sonrisa, sus ojos, aquella incipiente barba, todo… absolutamente todo estaba impregnado en mi alma. Pero no era reciente, él siempre había estado impregnado en mi alma. Jamás se había ido.
Entonces, por primera vez lo dije:
-      Te amo.
Y él, sin ningún temor en su voz adulta, respondió:
-      También yo April.

lunes, 15 de octubre de 2012

Casi el ultimo comentario de la autora...

Hola queridos lectores.
Estoy en una especie de "momento sentimental" y acabo de darme cuenta que solo quedan dos capítulos por publicar: "Final" y "Prólogo".
No puedo creer que haya publicado mi primer novela y que haya habido gente que se engancho con ella. Es que, soy muy auto critica con las cosas que yo hago y, ciertamente, creo que jamas lo habría hecho sin la ayuda de mis amigas que me encaminaban a continuar escribiendo. Porque, si hubiese dependido de mi, jamas habría estado lo suficientemente lista para mostrarle esto al "mundo".
Realmente les agradezco muchisimo por haber comentado, por haber participado de las encuestas, por haber demostrado que valía la pena publicar "La Fuente de la Vida". No sabéis lo que significa para mi!!!
Espero que disfruten de los últimos dos capítulos de la historia sobre triángulos amorosos, amistad y lealtad que se formó entre April, Charlie, Eric y Maggie.
Por favor, sigan en contacto!!!

Capitulo 41



Asesina.
Una lagrima se derramo por mi mejilla como si estuviese emocionada. Yo amaba a Charlie e iba a salvarlo. Ambos viviríamos. No dejaría que nadie impidiera eso, él se merecía una vida plena y feliz.
Me arrastre en el suelo con cada mínimo musculo de mi cuerpo. Había perdido demasiada sangre y estaba segura que la herida en mi pierna y el corte del brazo se me infectarían. Pero todo merecía la pena con tal de salir de aquel infierno.
Llegue a la camioneta, Eric me vio y me puso de pie. Subimos a Charlie entre los dos.
Nos alcanzaron. Luego de eso todo fue demasiado rápido.
Terry encendió el motor haciendo un rugido ensordecedor. Eric se subió en el asiento del acompañante y yo me senté en el medio de los asientos de atrás a la velocidad de la luz, intentando eludir el dolor que tenía en el cuerpo. Mi corazón latía rápido.
Cuando me gire para verla a Maggie, sentada a mi derecha, ella tenía la cabeza gacha. La mire de reojo y luego observé sus manos. Tenía el arma bien sujeta.
Terry apretó el acelerador y, en menos de dos segundos, Maggie abrió la puerta y se arrojo de la camioneta en un acto de desesperación.
-      ¡Maggie, no!-. grité yo desaforadamente y me arroje también.
Caí al suelo y gemí de dolor. Levante la vista y ¡Bum!
Maggie estaba parada junto a mí. Tenía los brazos firmes y rígidos apretando el arma y, justo frente a ella una mancha de sangre salía del traje de Mazon. Maggie le había disparado.
Me pare tan rápido como me fue posible. Estaba completamente destruida.
Me acerque a Maggie que se había desplomado en el suelo y estaba con ataque aun más nervioso que el anterior. Ambas teníamos mucho miedo. Estábamos aterradas.
Tomé el arma de Maggie y apunté a todos los hombres que iban detrás de Mazon. Jamás había tenido un arma en mis manos. Era fría y ligeramente pesada. Daba escalofríos.
No quería que ellos nos lastimaran aun más de lo que lo habían hecho. Solo quería que tuviésemos la libertad suficiente de irnos.
Rupert, que ahora estaba “a cargo” hizo señas a todos para que no atacaran. Simplemente se quedaron quietos.
-      April, piénsalo-. Me dijo mientras yo ayudaba  a Maggie a ponerse de pie.
-      ¡cállate!-. dije nerviosa con mis manos temblorosas-. ¡quédate quieto o disparo!
No estoy segura si hubiese disparado en ese momento. Creo que jamás habría sido capaz de hacerlo, pero al menos, funciono para detenerlos.
Maggie temblaba, lloraba y chillaba. Apenas podía caminar. Era presa del pánico y la desesperación.
En el asfalto se veía la marca de la frenada de la camioneta. Abrí la puerta, subimos y Terry aceleró con todo el pedal al máximo.
Entonces los disparos comenzaron nuevamente.
Absolutamente cada vidrio de la camioneta exploto en miles de pedazos y una de las balas me rozó un hombro.
Maggie iba a mi lado, agachada para cubrirse, una de las balas le había dado en el antebrazo. Charlie estaba del otro lado, pegado a André que aun respiraba intentando sobrevivir. Eric también estaba herido, tenía el brazo desgarrado luego de subir a Charlie por el muro de la mansión de Mazon.
Ninguno de nosotros podía creerlo. Teníamos poco tiempo para llegar a Hamilton y destruir la fuente. Ahora Rupert nos seguía, aquello no iba a terminar nunca.
El ambiente en la camioneta era extremadamente tenso. Ninguno podía decir una palabra sin desbordarse. Todos estábamos al borde del colapso mental.