Sinopsis

April Austin no lo ha tenido facil.
Su padre se fue, su madre es alcoholica y vive en un barrio con poco futuro. Sin embargo tiene a Charlie Power, su mejor amigos desde siempre, quien la apoya incondicionalmente.
Pero desde que él sale con Maggie Parker, April se ve en necesitad de un nuevo hombro donde poder descansar.
Entonces aparece Eric Taylor, el guapo y misterioso chico del salon de castigos.
Secretos de la desaparicion de su padre y lecciones de amor irán apareciendo en esta historia.
¿Podrá April vencer los temores de su pasado? ¿Podrá descubrir que sucedio la noche de su quinto cumpleaños? ¿Podrá creer nuevamente en el amor?


jueves, 11 de octubre de 2012

Capitulo 37



Acción.
Como si todo estuviese coreografiado, justo a medianoche, partimos.
Nos despedimos de Clarise como si fuese la última vez que la veíamos. Lo cual era probable porque Mazon tenía muchísima seguridad y nosotros no éramos precisamente agentes del FBI.
Eric, Maggie y yo, probablemente, éramos los más nerviosos. Nos sentíamos culpables por ser los que ocasionaban tantas molestias. Pero, sin duda, lo que más nerviosos nos ponía eran las consecuencias de lo que sucediera esa noche. Si salíamos victoriosos solo significaba una cosa: la destrucción de la fuente. Lo cual para mi conllevaba inmediatamente a la muerte de Eric. Pero, si fallábamos, también habría destrucción; André, Terry y Clarise morirían, dejándonos a Eric, Maggie y a mí en manos de Mazon. Lo que significaba que la fuente sería completamente suya.
Tenía mucho miedo.
Eric hizo lo de siempre. Encendió una camioneta con los contactos del tablero y todos subimos luego de silenciar la alarma.
André estaba al volante, Terry como acompañante y nosotros tres por detrás, con migo al medio.
Eric había tomado mi mano para tranquilizarme, sin saber que eso me hacía sentir peor fuese como fuese, él no estaría conmigo luego de esa noche. Sentí su pulgar acariciándome y sus apretones de mano para que yo supiese que no tenía que sentirme como me sentía, pero no podía evitarlo. No creía poder soportar otra perdida en mi vida.
Mazon vivía en las afueras de Nueva York, muy, muy en las afueras.
Su casa abarcaba muchísimas hectáreas y Maggie sabia por cual entrar. La más alejada.
Seguimos de largo del camino que conducía directo a la entrada, íbamos a rodear el perímetro.
La camioneta era completo silencio salvo por el ruido del motor. Podía verme en el reflejo del vidrio, esperado lo peor, con un rostro fantasmal.
¿Cómo alguien podía haberse fijado en mí? Y, en ese caso, ¿por qué tenía que irse? Aun no sabía si lo amaba, mi vida era una completa contradicción, pero si él se iba jamás lo averiguaría.
Me odiaba. Odiaba ser como era, porque tal vez, si yo hubiese sido mas como Maggie, Eric querría quedarse conmigo y Charlie no se hubiese alejado de mí. Sin embargo, no era así; yo me había construido aquellos muros de frialdad y ahora tendría que sufrir las consecuencias porque, de eso se trata la vida. Actuar y ver lo que sucede.
La camioneta se detuvo en medio de la nada. Había muchísimos arboles rodeándonos.
Todos bajamos, iríamos a pie desde allí.
André había creado, con cosas básicas hogareñas, unos aerosoles que podían hacer distintas reacciones químicas.
Nos tendió una lata a cada uno para defendernos si era necesario y, luego, encendimos los walkie-talkies.
Caminamos en fila, Maggie delante de mí y Eric detrás. André y Terry dirigiendo al frente. Todo estaba completamente oscuro, nosotros solo contábamos con una linterna llevada por André para no perdernos puesto que el caso de todo era “ser invisibles”.
Cuando llegamos a una especie de pasaje natural creado por animales salvajes, André se apartó del grupo.
-      Aquí quedo yo-. Dijo en voz baja, temiendo que alguien podría estar escuchándonos-. Estaré en la camioneta esperándolos en caso que algo suceda.
-      Pero que…-. Murmuré yo igual de sorprendida que Eric y Maggie.
-      No puedes quedarte-. Dijo ella sin tanta precaución.
-      ¿de qué hablas? ¿no vienes?-. se impaciento Eric preocupado por aquel cambio de planes.
-      Ya lo hemos decidido-. Intervino Terry, entonces supe que todo estaba previamente predeterminado-. Solo ustedes tres llegaran a la casa, yo me quedaré cerca de la entrada.
Una ola de nerviosismo me invadió. Solo Maggie, Eric y yo entraríamos y, se suponía, que solo nosotros tres debíamos salir con Charlie.
¿Qué si algo malo pasaba? Yo no sabía qué hacer en ese tipo de situaciones.
-      N…no… no pueden quedarse-. Tartamudeé, mis manos me temblaban y no era de frio-.  nosotros no podremos solos.
-      Es la única forma de crear precauciones-. Volvió a intervenir Terry, aunque yo le había hablado directamente a André-. Ustedes son los únicos que no morirán si los atacan, en cambio nosotros, solo crearíamos problemas.
-      ¿Por qué demonios se te ocurrió esta… mierda?-. grite a Terry, refiriéndome a la maldita fuente que estaba arruinando mi vida.
Me apresuré a golpearlo, pero Eric me sostuvo los hombros y Maggie se interpuso.
Mis ojos picaban y sentía como se ponían colorados a conjunto con mis mejillas. Aquello era tan injusto.
¿Por qué no se había inyectado la fuente él mismo? La respuesta era sencilla: el no era como Mazon y la había creado para solucionar las vidas de las personas. Sin embargo, en aquel momento de ira y odio verdadero, yo no lograba comprender aquello.
Abracé a López con todas mis fuerzas. Tantos años odiándolo por ser mi profesor de matemáticas y ahora, no quería dejarlo ir. Luego, Eric lo abrazó también. Se dijeron algunas cosas al oído, algo así como palabras de aliento, algo que nos diera fuerzas a todos.
Comenzamos a caminar por el pasaje nuevamente, yo sostenía con fuerzas el aerosol que André me había dado. Tenía muchísimo miedo que alguien nos sorprendiera en medio de la oscuridad.
Delante de mí estaba Maggie, quien caminaba decidida y sin ningún titubeo. ¿Acaso yo era la única al borde de un colapso nervioso?
Cuando nos dimos cuenta que nos estábamos acercando, Terry le dio la linterna a Maggie, la única persona que sabia por donde podíamos entrar.
Nos despedimos de mi padre que se quedaría en esa zona esperando por señales. Se suponía que íbamos a encontrarlo allí al salir.
Recuerdo haberlo visto intentando abrazarme sin que yo lo dejara, pero luego mi mente bloqueó aquello, permitiéndome concentrarme en lo que realmente estábamos haciendo. Saldríamos con vida de aquello, saldríamos a salvo con Charlie junto a nosotros.

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