Sinopsis

April Austin no lo ha tenido facil.
Su padre se fue, su madre es alcoholica y vive en un barrio con poco futuro. Sin embargo tiene a Charlie Power, su mejor amigos desde siempre, quien la apoya incondicionalmente.
Pero desde que él sale con Maggie Parker, April se ve en necesitad de un nuevo hombro donde poder descansar.
Entonces aparece Eric Taylor, el guapo y misterioso chico del salon de castigos.
Secretos de la desaparicion de su padre y lecciones de amor irán apareciendo en esta historia.
¿Podrá April vencer los temores de su pasado? ¿Podrá descubrir que sucedio la noche de su quinto cumpleaños? ¿Podrá creer nuevamente en el amor?


sábado, 6 de octubre de 2012

Capitulo 30


Débil.
Entonces mis piernas flojearon, fallándome. Caí al piso instantáneamente.
Maggie no esperó ni un solo segundo. Corrió hasta donde yo me encontraba antes que alguien notara mi pálida piel, mis lagrimas, mi respiración agitada y mis pocas fuerzas.
Me obligó a sentarme en el banco y recomponerme contra mi propia voluntad. Sin embargo, aunque me costara admitirlo, ella tenía razón.
Respiré. 1 2 3. Exhalé.
Mi pecho se cerraba ¿Por qué se cerraba?
Maggie me daba palmadas en la espalda, hasta que Eric salió del cuarto y me encontró allí, precipitándose hacia mí.
Me paré y lo abracé, intentando aguantar las lágrimas. Lo miré y descubrí una marca en su mejilla, parecía sanar demasiado rápido.
El me rodeo con sus brazos y, ayudándome a dar mis propios pasos, nos alejamos lo más rápido posible sin ser reconocidos por nadie.
Maggie le explicó todo mientras él conducía. Eric simplemente asentía y me miraba, preocupado por mi palidez.
-       De acuerdo-. Dijo, intentando mantenerse fuerte y firme-. Necesitamos ir a tu departamento, buscar algo y huir.
No quise parecer débil, por lo tanto no me negué. Era necesario que todo se hiciera rápido, haría todo lo que ellos me indicaran. Confiaba en Eric… y, al parecer, también en Maggie.
Además, ¿Qué tal si eso era verdad? Charlie podía estar, bueno… como la mujer del hospital lo había dicho.
Llegamos a mi departamento por la tarde, sin demasiados apuros para poder planear nuestros movimientos. En realidad, yo no aportaba demasiado, simplemente asentía con la cabeza.
Julianna estaría trabajando, Eric se había encargado de demostrar que ella no sabía dónde estábamos el día que huimos.
Escondimos la camioneta en el callejón donde Bennett la había ocultado antes. Seguramente Mazon estaba al tanto que habíamos sido vistos en mi instituto, por lo tanto, nos convenía dejarla allí y seguir con otro vehículo. Adivinen de donde tendríamos que sacarlo.
La puerta principal de mi edificio seguía igual que siempre, haciéndome sentir como en casa. Pero algo en ella había cambiado, haciendo que mi corazón comenzara a latir con fuerza. Charlie ya no estaba cruzando los techos.
Cuando llegamos al cuarto piso, encontramos algunas cintas rotas en la puerta. Indudablemente, las habían puesto cuando yo desaparecí y Julianna no se había tomado el tiempo suficiente para quitar los restos de cinta amarilla en los bordes del marco de la puerta.
Eric entro primero, luego yo y detrás de mi Maggie. Todo estaba limpio, nada extraño. Ellos comenzaron a revisar todos los papeles, todos los adornos de mi cuarto (el cual estaba bastante vacio). 
Me sentía ahogada y mis piernas flojeaban más. El corazón se aceleraba y era un latido tras otro. Quería gritar. Quería contención. Quería que todo terminara porque, aunque había pensado que yo podría con todo aquello, en realidad me sentía más débil que nunca y no entendía por qué.
Esperé que Maggie y Eric regresaran al living en busca de algo, mientras yo escapaba por la ventana hacia la terraza para respirar ese aire que tantas otras veces había aspirado.
Subí las escaleras y vi la ventana del departamento de Bennett completamente vacío y sin vida. Nada había cambiado demasiado físicamente, pero en lo sentimental, todo era completa y totalmente distinto.
No quise distraerme más. Continué subiendo por la escalerita. Toque el suelo de la terraza, sintiéndolo frio y húmedo, haciéndome temblar. El aroma viejo y triste del edificio de Hamilton Heights me hacia estremecer, sintiéndome como en casa. Aunque, en realidad, no sabía donde era casa.
Me paré, rígida en medio del tejado.
¿Qué pasaría con Charlie? ¿Realmente estaba muerto?
Una pisada en falso me sobresalto.
Eric estaba apareciendo por la misma escalera que yo.
¿Acaso nuestros encuentros iban a ser similares por siempre? Primero la finca y ahora esto.
Esta vez no iba a pelear. No iba a decirle que se fuera porque, para ser honestos, lo necesitaba. Por primera vez no soportaría la idea de estar sola, pero lamentablemente, ya estaba completamente sola.
No lo aguante, y ni bien el estuvo parado firmemente en el techo, corrí a esconderme en sus brazos. El no se negó, me abrazo fuerte y acaricio mi cabello, dejándome hundir en su chaqueta.
-       Lo siento muchísimo-. Dijo levantándome la mirada-. Hum, tendría que haber sido un poco mas sensible, con lo de Charlie y… eso.
Sonreí para hacerle saber que estaba bien, que lo que menos necesitaba en mi vida era sensibilidad. Últimamente ya tenía demasiado.
Entonces volví a abrazarlo para sentirme más segura, después de todo, no podía seguir enojada con él por siempre.
No entendía que era lo que sentía por Eric. Si, en el fondo lo sabia pero no quería admitirlo.
Me sentía contenida, me divertía, incluso, me sentía querida. Me gustaba. Me gustaba mucho. Me gustaba que me contuviera o que me hiciera reír o, lo que más me gustaba, era que me quisiera.
Entonces, llegaba el gran dilema. Charlie. Él también me quería ¿verdad? ¿Qué tal si se molestaba? Después de todo, él también me contenía y me hacía reír y me quería y… me gustaba.
Pero, lo que realmente no entendía era en qué sentido me gustaban. Eric era completamente diferente a Charlie. Y ambos, no importaba como, me importaban como nadie nunca me había importado.
Sin embargo, en ese momento solo uno me estaba abrazando, solo uno me acariciaba y, solo uno, me besaba.
El beso de Eric era cálido, lento y hermoso. Hacía que el frio se fuera y que quisiera estar en esa terraza por toda la eternidad.
Cuando nuestros labios se separaron ambos sonreímos, pero nuestras sonrisas eran tristes. Porque en el momento preciso en que nos miramos a los ojos supimos cual era nuestro destino.
Entonces, sentí los latidos cada vez más débiles, más lentos, mas apagados.
¿Por qué? ¿Por qué la sangre de Eric tenía que estar alterada?
“Quédate conmigo” fue lo único que pude susurrar antes de desvanecerme viendo sus ojos y sintiendo sus manos sujetándome.
“Quédate”.

3 comentarios:

  1. Hola!! la novela esta super interesante pero cada vez se va descubriendo algo mas... :D siento no haber podido comentarte en los uultimos capitulos ,desde que empezo el instituto soy caso perdido¬¬ pero bueno ya me he puesto al dia :D
    Besooos

    ResponderEliminar
  2. que ha pasado? joo. ha sido precioso <3<3<3<3

    ResponderEliminar
  3. No voy a decir nada orque no quiero spoilers! jajaj pero mi mejor amiga acaba de leer el ultimo capitulo y ha quedado como :O jajaja

    ResponderEliminar