Encuentro.
-
Espera-. Me dijo él deteniéndome por el brazo
en medio del corredor del departamento.
Se adelantó sobre mí y ambos caminamos a la
sala.
Eric encendió la luz cuando llegamos a la boca
donde se unía con la sala y el living. Nos encontramos con un lugar
completamente destrozado.
Dejé escapar un chillido de horror cuando
encontré a Pam tirada en el suelo, completamente ebria, con botellas de alcohol
tiradas a su alrededor, un cuchillo en la mano y muchos golpes y cortes en el
cuerpo. La camisa blanca que usualmente usaba en el trabajo, estaba roja por
completo y algo mojada por las bebidas.
Corrí hacia ella y la tomé en mis brazos, aun
respiraba.
-
Oh por Dios-. Exclamé con Eric ayudándome, las lágrimas
caían en mi rostro, no sabía qué hacer puesto que jamás había presenciado algo
como esto-. Nunca intentó suicidarse, créeme.
-
No lo hizo April, alguien la atacó-. Intenté
abrir la puerta principal pero estaba cerrada-. Espera, la llave esta dentro.
-
¿Qué quieres decir?-. pregunte, temiendo lo
peor.
Entonces se escuchó un golpe y Eric cayó al
suelo. Rupert estaba detrás, con otro de los cuchillos de la cocina de Pam.
Eric se levanto de inmediato, parecía ser que
el golpe ni siquiera lo había afectado.
Tomó la navaja que Pam había sostenido para
defenderse (supongo) y atacó a Rupert.
De pronto ya no era el chico dulce y tierno que
siempre almorzaba conmigo, ahora era alguien seguro de sí mismo, convencido que
ganaría. Y eso esperaba yo. Giré la llave de la puerta y logré abrirla.
Rupert gimió de dolor y cayó desplomado en el
suelo, dejando una gran mancha de sangre en el suelo de baldosas blancas.
Eric quedó perplejo mirándolo, igual que yo.
Luego observó el cuchillo que aun estaba en sus manos y a mí, paralizada con
mis ojos postrados en los suyos. Tenía muchísimo miedo.
Volvió a verse la mano con sangre y el cuchillo
entre sus dedos y lo arrojo al suelo como si quemara, lo más lejos posible de
él.
-
Lo has matado-. Dije horrorizada, mi voz era
cortada y llena de pánico.
-
No, solo es una herida-. Caminó hacia mí que
aun seguía en shock- vamos, ayúdame.
Tomó a Pam en sus brazos y esperó que yo me
corriera de la salida, pero no podía reaccionar.
-
¡April! Vamos, tenemos que hacer algo-. Me
apuró y entonces reaccioné.
Dejé que el pasara primero y corrí para pulsar
el botón del ascensor.
-
¡hay que llamar una ambulancia!-. dije
nerviosa, las palabras salían de mi tan rápido que apenas se podían entender.
Aun no comprendía qué demonios acababa de
pasar, cómo podía ser que Eric se haya transformado en eso que había visto
pelear.
-
De acuerdo, ahora escúchame April-. Se volteó
para verme y sentí como esos ojos profundos se pegaban a mí, no podía desviar
la mirada-. No pienses en llamar a la policía o a emergencias ¿oíste?-. asentí
muchas veces y trague saliva para poder seguir respirando-. Bien, haz todo lo
que te diga ¿sí? No hables con nadie y sígueme la corriente en todo-. Volví a
hacer lo mismo que antes sin entender bien porqué-. Ok, vamos.
La puerta del ascensor se abrió y gracias a
Dios, no había nadie en recepción, igual que cuando llegamos.
Salimos a la calle y las pocas personas que
había nos miraban raro.
Eric miró hacia nuestros costados, buscando
quien sabe qué cosa. Luego me hizo señas con la cabeza para que lo siguiera, y
yo estaba tan asustada por la idea de Rupert muerto en el suelo del departamento
de Pam, que lo seguí sin objetar absolutamente nada. Le había prometido que le
haría caso y el parecía estar mucho más capacitado para este tipo de cosas que
yo.
En la esquina de la cuadra había estacionado un
auto algo viejo y descuidado, normal para ese tipo de zona en Manhattan.
Eric rompió de una patada (si, repito, DE UNA
PATADA) el vidrio trasero derecho e, ingeniándoselas, con Pam en los brazos
completamente desmayada, quito el seguro de la puerta.
La abrí para él y, entre los dos, metimos a mi
madre en el asiento trasero. Logré escuchar unos gemidos de dolor, pero supe
que pronto la llevaríamos a emergencia o algo. Comenzaba a sentirme mareada
nuevamente, como aquella vez en el cementerio Trinidad, pero intenté mantener
la compostura porque no iba a ser justo para Eric si yo también terminaba hecha
un vegetal.
Logré quitar el seguro de mi puerta pasando el
brazo desde el asiento trasero y así permití abrir la puerta del conductor.
Eric subió en su asiento, se agachó hasta abajo del tablero y vi unas pequeñas
luces que indicaban que algo estaba haciendo chispas.
-
¿Qué haces?-. pregunté, aunque técnicamente
conocía la respuesta.
-
¿Qué?-. preguntó él apretando el acelerador
mientras el motor rugía-. ¿ahora tiene cargo de conciencia?
Noté que su humor irónico no se había ido, una
buena señal. Me coloqué el cinturón de seguridad y respire hondo, sentía
nauseas y quería vomitar. Algo en mi no estaba bien.
-
No te preocupes April-. Me miró mientras
atravesaba la avenida, luego se volvió al frente-. No lo robaremos, solo lo
pedimos prestado… sin autorización-. Esa última parte apenas fue audible, era
el punto débil del plan.
-
¿Qué haces?-. pregunté, ahora sí que no
entendía nada ¿así era Eric realmente? Entonces, ¿actuaba de una manera tan
drástica siempre?-. el hospital esta al norte, tendrías que haber doblado en el
otro acceso.
Suspiró y pude sentir que estaba irritado…
conmigo.
-
Dijiste que harías todo lo que te decía-. Miré
abajo avergonzada, como una niña pequeña a la que retan por algo-. No te
preocupes, estarás bien. Solo tenemos que llevarte a un lugar seguro
-
¿Qué? ¿llevarme? ¿A dónde?-. las preguntas
comenzaron a salir porque realmente, estaba completamente paralizada como para
pensar algo por mi misma-. ¿de quienes hablas? ¿Qué sucede?
-
Bien, busca en el bolsillo pequeño de mi
mochila-. Miré los bolsos que estaban en mis pies, increíble que en esa
situación hubiesen cosas de instituto-. Toma el celular que está apagado,
enciéndelo, en el marcador rápido hay solo un número: haz que suene tres veces
el timbre, cuelga, apaga el teléfono para cortar la transmisión y arroja la
batería por la ventana.
-
¿Qué?
-
HAZLO.
De acuerdo, me dije a mi misma, Eric
oficialmente es un chiflado. Sin embargo, hice lo que me pidió.
Evidentemente, el celular estaba allí. Lo encendí,
tal como él me había dicho; luego, busqué la marcación rápida y encontré un
número desconocido que no tenia nombre de contacto, apreté la opción “llamar”.
Esperé, unos diez segundos, que el timbre de espera sonara exactamente tres
veces y colgué. No entendía porque hacia eso, pero apagué el aparato y arrojé
la batería por la ventanilla.
Supuse que si hacíamos eso era porque había que
destruirla, entonces intenté apuntar a la rueda trasera de nuestro coche y di
en el blanco.
-
Bien hecho-. Me dijo él como si yo fuese su
estúpida mascota.
Aunque no me gusto que lo hiciera, me sentí
feliz de poder ayudar en esa locura.
Llegamos a mi casa y tomé las dos mochilas.
Eric buscó a Pam y dejamos el coche tal cual como habíamos llegado. Apenas supe
si habíamos cerrado las pertas o no. El motor, incluso, quedó encendido.
Me preguntaba que hacíamos allí, pero al
parecer Eric estaba escondiendo muchas cosas. A pesar de todo, era la única
persona en la que confiaba en ese momento y pensaba hacer todo lo que me
ordenara.
Subimos al cuarto piso y la puerta estaba
abierta, o caída, como mas les guste. Una de las bisagras seguía enganchada a
la pared, la otra estaba completamente destruida.
Las sillas y los adornos que Julianna siempre
se encargaba de acomodar en el modular, estaban rotos. En la cocina habían
esparcido todo lo de la heladera, pero aun así, lo que más me dolió, fue
encontrar mi cuarto.
Era la parte de la casa que estaba en peor
estado. Las paredes manchadas de algo que no sabía que era, las cortinas
arañadas igual que las cobijas de mi cama. No pude dejar que las lágrimas
quedaran en mi interior. Toda mi ropa esparcida en el suelo, algunas con
quemaduras parecidas a la de los cigarrillos y otras en un estado un poco
mejor.
Las cajas de papeles que estaban en mi escritorio
estaban quemadas, ósea que las pocas cosas que decían quien era yo, no
existían. Mi documento o mis diplomas de los años que había pasado en el
instituto estaban quemados, o rotos.
No pude evitarlo, me desplome en un mar de
lágrimas pensando porque me pasaba eso a mí.
-
April, tenemos que irnos…-. Escuché que decía
Eric desde el corredor, pero su voz se apagó en el momento que vio mi
habitación.
Yo estaba de rodillas en el piso, con las manos
sobre mi cara, queriendo irme por siempre.
Él corrió hacia mí y se agachó rodeándome con
sus brazos. Lloré en su hombro unos instantes, por lo menos, hasta que el dolor
cesó un poco. Todo era tan horrible.
-
Hey, tranquila… estoy aquí ¿sí?-. secó una de
las lágrimas con su pulgar y sentí que volvía el mismo Eric de siempre.
Colocó tras mi oreja uno de los mechones que se
habían salido de mi cola de caballo y sonrió, haciendo que un poco de paz
interior me invadiera.
Se puso de pie y me tendió una mano para que yo
también lo hiciera.
-
Bien, toma tus cosas y mételas en un bolso-.
¿Qué cosas podía querer?-. toda la ropa que puedas rescatar… lo que quieras.
Asentí y su teléfono celular (el verdadero)
comenzó a sonar. Entonces él se alejó hablando en un tono de voz algo bajo y yo
comencé a intentar rescatar algo que me sirviera. ¿A dónde iríamos? ¿Acaso era
prófuga? ¿O simplemente una especie de testigo en protección? En ese caso, ¿Qué
era lo que había presenciado para transformarme en… eso?
Quince minutos después, aparecí en el living,
Eric había limpiado algunas de las heridas superficiales de Pam y había logrado
que bebiera agua. Era bueno en lo que se suponía que hacía. Muy bueno.
-
De acuerdo, ¿tienes todo?-. asentí, intentando
que las lágrimas no escaparan otra vez.
-
Tengo que dejarle una nota a Julianna, algo que
le explique y, hum, tengo que pedirle que no asuste a Charlie o me despida…
-
No podemos permitirnos eso April-. Me
interrumpió él-. Todo tipo de evidencia puede caer en malas manos, vamos.
Entonces tomo a Pam una vez más en sus brazos y
salimos, apagando todas las luces, sin sentido alguno.
DIOS !!!!!!!!!ME ENCANTA!!!!!!!!
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