Sinopsis

April Austin no lo ha tenido facil.
Su padre se fue, su madre es alcoholica y vive en un barrio con poco futuro. Sin embargo tiene a Charlie Power, su mejor amigos desde siempre, quien la apoya incondicionalmente.
Pero desde que él sale con Maggie Parker, April se ve en necesitad de un nuevo hombro donde poder descansar.
Entonces aparece Eric Taylor, el guapo y misterioso chico del salon de castigos.
Secretos de la desaparicion de su padre y lecciones de amor irán apareciendo en esta historia.
¿Podrá April vencer los temores de su pasado? ¿Podrá descubrir que sucedio la noche de su quinto cumpleaños? ¿Podrá creer nuevamente en el amor?


lunes, 24 de septiembre de 2012

Capitulo 21



Encuentro.
-      Espera-. Me dijo él deteniéndome por el brazo en medio del corredor del departamento.
Se adelantó sobre mí y ambos caminamos a la sala.
Eric encendió la luz cuando llegamos a la boca donde se unía con la sala y el living. Nos encontramos con un lugar completamente destrozado.
Dejé escapar un chillido de horror cuando encontré a Pam tirada en el suelo, completamente ebria, con botellas de alcohol tiradas a su alrededor, un cuchillo en la mano y muchos golpes y cortes en el cuerpo. La camisa blanca que usualmente usaba en el trabajo, estaba roja por completo y algo mojada por las bebidas.
Corrí hacia ella y la tomé en mis brazos, aun respiraba.
-      Oh por Dios-. Exclamé con Eric ayudándome, las lágrimas caían en mi rostro, no sabía qué hacer puesto que jamás había presenciado algo como esto-. Nunca intentó suicidarse, créeme.
-      No lo hizo April, alguien la atacó-. Intenté abrir la puerta principal pero estaba cerrada-. Espera, la llave esta dentro.
-      ¿Qué quieres decir?-. pregunte, temiendo lo peor.
Entonces se escuchó un golpe y Eric cayó al suelo. Rupert estaba detrás, con otro de los cuchillos de la cocina de Pam.
Eric se levanto de inmediato, parecía ser que el golpe ni siquiera lo había afectado.
Tomó la navaja que Pam había sostenido para defenderse (supongo) y atacó a Rupert.
De pronto ya no era el chico dulce y tierno que siempre almorzaba conmigo, ahora era alguien seguro de sí mismo, convencido que ganaría. Y eso esperaba yo. Giré la llave de la puerta y logré abrirla.
Rupert gimió de dolor y cayó desplomado en el suelo, dejando una gran mancha de sangre en el suelo de baldosas blancas.
Eric quedó perplejo mirándolo, igual que yo. Luego observó el cuchillo que aun estaba en sus manos y a mí, paralizada con mis ojos postrados en los suyos. Tenía muchísimo miedo.
Volvió a verse la mano con sangre y el cuchillo entre sus dedos y lo arrojo al suelo como si quemara, lo más lejos posible de él.
-      Lo has matado-. Dije horrorizada, mi voz era cortada y llena de pánico.
-      No, solo es una herida-. Caminó hacia mí que aun seguía en shock- vamos, ayúdame.
Tomó a Pam en sus brazos y esperó que yo me corriera de la salida, pero no podía reaccionar.
-      ¡April! Vamos, tenemos que hacer algo-. Me apuró y entonces reaccioné.
Dejé que el pasara primero y corrí para pulsar el botón del ascensor.
-      ¡hay que llamar una ambulancia!-. dije nerviosa, las palabras salían de mi tan rápido que apenas se podían entender.
Aun no comprendía qué demonios acababa de pasar, cómo podía ser que Eric se haya transformado en eso que había visto pelear.
-      De acuerdo, ahora escúchame April-. Se volteó para verme y sentí como esos ojos profundos se pegaban a mí, no podía desviar la mirada-. No pienses en llamar a la policía o a emergencias ¿oíste?-. asentí muchas veces y trague saliva para poder seguir respirando-. Bien, haz todo lo que te diga ¿sí? No hables con nadie y sígueme la corriente en todo-. Volví a hacer lo mismo que antes sin entender bien porqué-. Ok, vamos.
La puerta del ascensor se abrió y gracias a Dios, no había nadie en recepción, igual que cuando llegamos.
Salimos a la calle y las pocas personas que había nos miraban raro.
Eric miró hacia nuestros costados, buscando quien sabe qué cosa. Luego me hizo señas con la cabeza para que lo siguiera, y yo estaba tan asustada por la idea de Rupert muerto en el suelo del departamento de Pam, que lo seguí sin objetar absolutamente nada. Le había prometido que le haría caso y el parecía estar mucho más capacitado para este tipo de cosas que yo.
En la esquina de la cuadra había estacionado un auto algo viejo y descuidado, normal para ese tipo de zona en Manhattan.
Eric rompió de una patada (si, repito, DE UNA PATADA) el vidrio trasero derecho e, ingeniándoselas, con Pam en los brazos completamente desmayada, quito el seguro de la puerta.
La abrí para él y, entre los dos, metimos a mi madre en el asiento trasero. Logré escuchar unos gemidos de dolor, pero supe que pronto la llevaríamos a emergencia o algo. Comenzaba a sentirme mareada nuevamente, como aquella vez en el cementerio Trinidad, pero intenté mantener la compostura porque no iba a ser justo para Eric si yo también terminaba hecha un vegetal.
Logré quitar el seguro de mi puerta pasando el brazo desde el asiento trasero y así permití abrir la puerta del conductor. Eric subió en su asiento, se agachó hasta abajo del tablero y vi unas pequeñas luces que indicaban que algo estaba haciendo chispas.
-      ¿Qué haces?-. pregunté, aunque técnicamente conocía la respuesta.
-      ¿Qué?-. preguntó él apretando el acelerador mientras el motor rugía-. ¿ahora tiene cargo de conciencia?
Noté que su humor irónico no se había ido, una buena señal. Me coloqué el cinturón de seguridad y respire hondo, sentía nauseas y quería vomitar. Algo en mi no estaba bien.
-      No te preocupes April-. Me miró mientras atravesaba la avenida, luego se volvió al frente-. No lo robaremos, solo lo pedimos prestado… sin autorización-. Esa última parte apenas fue audible, era el punto débil del plan.
-      ¿Qué haces?-. pregunté, ahora sí que no entendía nada ¿así era Eric realmente? Entonces, ¿actuaba de una manera tan drástica siempre?-. el hospital esta al norte, tendrías que haber doblado en el otro acceso.
Suspiró y pude sentir que estaba irritado… conmigo.
-      Dijiste que harías todo lo que te decía-. Miré abajo avergonzada, como una niña pequeña a la que retan por algo-. No te preocupes, estarás bien. Solo tenemos que llevarte a un lugar seguro
-      ¿Qué? ¿llevarme? ¿A dónde?-. las preguntas comenzaron a salir porque realmente, estaba completamente paralizada como para pensar algo por mi misma-. ¿de quienes hablas? ¿Qué sucede?
-      Bien, busca en el bolsillo pequeño de mi mochila-. Miré los bolsos que estaban en mis pies, increíble que en esa situación hubiesen cosas de instituto-. Toma el celular que está apagado, enciéndelo, en el marcador rápido hay solo un número: haz que suene tres veces el timbre, cuelga, apaga el teléfono para cortar la transmisión y arroja la batería por la ventana.
-      ¿Qué?
-      HAZLO.
De acuerdo, me dije a mi misma, Eric oficialmente es un chiflado. Sin embargo, hice lo que me pidió.
Evidentemente, el celular estaba allí. Lo encendí, tal como él me había dicho; luego, busqué la marcación rápida y encontré un número desconocido que no tenia nombre de contacto, apreté la opción “llamar”. Esperé, unos diez segundos, que el timbre de espera sonara exactamente tres veces y colgué. No entendía porque hacia eso, pero apagué el aparato y arrojé la batería por la ventanilla.
Supuse que si hacíamos eso era porque había que destruirla, entonces intenté apuntar a la rueda trasera de nuestro coche y di en el blanco.
-      Bien hecho-. Me dijo él como si yo fuese su estúpida mascota.
Aunque no me gusto que lo hiciera, me sentí feliz de poder ayudar en esa locura.
Llegamos a mi casa y tomé las dos mochilas. Eric buscó a Pam y dejamos el coche tal cual como habíamos llegado. Apenas supe si habíamos cerrado las pertas o no. El motor, incluso, quedó encendido.
Me preguntaba que hacíamos allí, pero al parecer Eric estaba escondiendo muchas cosas. A pesar de todo, era la única persona en la que confiaba en ese momento y pensaba hacer todo lo que me ordenara.
Subimos al cuarto piso y la puerta estaba abierta, o caída, como mas les guste. Una de las bisagras seguía enganchada a la pared, la otra estaba completamente destruida.
Las sillas y los adornos que Julianna siempre se encargaba de acomodar en el modular, estaban rotos. En la cocina habían esparcido todo lo de la heladera, pero aun así, lo que más me dolió, fue encontrar mi cuarto.
Era la parte de la casa que estaba en peor estado. Las paredes manchadas de algo que no sabía que era, las cortinas arañadas igual que las cobijas de mi cama. No pude dejar que las lágrimas quedaran en mi interior. Toda mi ropa esparcida en el suelo, algunas con quemaduras parecidas a la de los cigarrillos y otras en un estado un poco mejor.
Las cajas de papeles que estaban en mi escritorio estaban quemadas, ósea que las pocas cosas que decían quien era yo, no existían. Mi documento o mis diplomas de los años que había pasado en el instituto estaban quemados, o rotos.
No pude evitarlo, me desplome en un mar de lágrimas pensando porque me pasaba eso a mí.
-      April, tenemos que irnos…-. Escuché que decía Eric desde el corredor, pero su voz se apagó en el momento que vio mi habitación.
Yo estaba de rodillas en el piso, con las manos sobre mi cara, queriendo irme por siempre.
Él corrió hacia mí y se agachó rodeándome con sus brazos. Lloré en su hombro unos instantes, por lo menos, hasta que el dolor cesó un poco. Todo era tan horrible.
-      Hey, tranquila… estoy aquí ¿sí?-. secó una de las lágrimas con su pulgar y sentí que volvía el mismo Eric de siempre.
Colocó tras mi oreja uno de los mechones que se habían salido de mi cola de caballo y sonrió, haciendo que un poco de paz interior me invadiera.
Se puso de pie y me tendió una mano para que yo también lo hiciera.
-      Bien, toma tus cosas y mételas en un bolso-. ¿Qué cosas podía querer?-. toda la ropa que puedas rescatar… lo que quieras.
Asentí y su teléfono celular (el verdadero) comenzó a sonar. Entonces él se alejó hablando en un tono de voz algo bajo y yo comencé a intentar rescatar algo que me sirviera. ¿A dónde iríamos? ¿Acaso era prófuga? ¿O simplemente una especie de testigo en protección? En ese caso, ¿Qué era lo que había presenciado para transformarme en… eso?
Quince minutos después, aparecí en el living, Eric había limpiado algunas de las heridas superficiales de Pam y había logrado que bebiera agua. Era bueno en lo que se suponía que hacía. Muy bueno.
-      De acuerdo, ¿tienes todo?-. asentí, intentando que las lágrimas no escaparan otra vez.
-      Tengo que dejarle una nota a Julianna, algo que le explique y, hum, tengo que pedirle que no asuste a Charlie o me despida…
-      No podemos permitirnos eso April-. Me interrumpió él-. Todo tipo de evidencia puede caer en malas manos, vamos.
Entonces tomo a Pam una vez más en sus brazos y salimos, apagando todas las luces, sin sentido alguno.


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