Sinopsis

April Austin no lo ha tenido facil.
Su padre se fue, su madre es alcoholica y vive en un barrio con poco futuro. Sin embargo tiene a Charlie Power, su mejor amigos desde siempre, quien la apoya incondicionalmente.
Pero desde que él sale con Maggie Parker, April se ve en necesitad de un nuevo hombro donde poder descansar.
Entonces aparece Eric Taylor, el guapo y misterioso chico del salon de castigos.
Secretos de la desaparicion de su padre y lecciones de amor irán apareciendo en esta historia.
¿Podrá April vencer los temores de su pasado? ¿Podrá descubrir que sucedio la noche de su quinto cumpleaños? ¿Podrá creer nuevamente en el amor?


domingo, 23 de septiembre de 2012

Capitulo 20



Nuevos horizontes.
Una semana había pasado y Charlie apenas me hablaba. De todos modos, tampoco intentaba acercarme.
Creía que eso era una especie de advertencia, de lo que me esperaba cuando el instituto terminara, lo cual estaba a punto de pasar en seis meses.
Siempre había sabido que de pronto íbamos a tener que separarnos y eso era exactamente lo que ambos intentábamos.
Había dedicado mis días exclusivamente a la búsqueda de Terry y, aunque era algo demasiado extraño para mi vida normal, no lo había hecho sola.
De repente, Eric se había transformado en mi amigo, en la persona más confidente que tenía cerca.  Aun estaba intentando acostumbrarme a la idea, e incluso, peleábamos muchísimo más que con Charlie. Éramos verdaderos opuestos y muy pocas veces estábamos de acuerdo, pero él estaba a mi lado, ayudándome y eso era lo que importaba.
Entré a la cafetería del instituto con unos pocos dólares en la mano. Pague por mi almuerzo (carne misteriosa y puré aun más siniestro), luego tome una botella de Coca Cola y volteé hacia las mesas para encontrar un lugar que me gustara. Aunque había hecho eso cada día durante la última semana y media, todavía me parecía extraño no ir junto a Charlie.
Encontré una remota equina en todo el salón, apenas era visible con tanta gente gritando y comiendo a mis alrededores.
La mesa estaba vacía, y en una punta había restos de otros almuerzos, pero estaba acostumbrada a lo “rustico”.
Me senté y comencé a revolver la bandeja de plástico descartable donde estaba mi comida. Realmente no me apetecía ingerirla, sin mencionar que no tenía mucha motivación para hacerlo. Por donde se estudiara, era sin duda alguna, el peor alimento en la faz de la tierra.
Eric apareció unos minutos más tarde, sentándose frente a mí. Llevaba una bandeja igual a la mía, aunque en ella cargaba una bandeja de ensalada de frutas (había descubierto que Eric era amante de lo dulce) y un vaso de jugo de naranja.
-      Deberías ser agente del FBI-. Fue lo primero que dijo cuando apareció.
-      ¿Qué?
-      Solo digo, pasé más de quince minutos buscándote y dudo que alguien nos encuentre aquí-. Bromeó-. ¿acaso no había algo mas apartado?
-      Lo siento, si quieres podemos ir a la cafetería de enfrente.
-      Touché-. Me apunto con la cuchara de su comida-. Por cierto, ¿es necesario que ingieras esas…? bueno, se ven tan mal que no sé qué demonios son.
-      Carne y puré, nada extraño-. Le dije firme, siempre cuestionaba mis pedidos en la cafetería-. ¿otra vez piensas obligarme a pedir ensalada?
-      Solo digo que agua de charco es más saludable que ESO.
-      Ya, de acuerdo-. Deslicé mi bandeja al frente, de todos modos no quería probarlo porque él tenía razón, aunque no pensaba admitirlo-. Luego pediré ensalada.
-      Oh no, tienes que comer algo-. Puse mis ojos en blanco porque esa discusión era la tercera que teníamos en el día-. Bien, haz lo que quieras.
-      Perfecto.
Quedamos en silencio, yo no tenía nada más que decir y, ciertamente, esperaba que él me dijera el motivo de sentarse junto a mí.
-      De acuerdo, tenemos que hablar antes que me olvide-. Lo miré, atenta a sus palabras-. Tengo noticias.
Me interesé en la última frase. Luego de nuestra visita al cementerio Trinidad, Eric había logrado conectarse a la página que habíamos espiado en el registro de personas. Desde entonces buscábamos información sobre cada Terry y cada Austin que aparecía. No importaba si no coincidían, nosotros intentábamos de todo. Sin embargo, hacia unos días que la investigación estaba trabada.
-      Revisé la lista una vez mas y-. continuo, ante mi insistencia para que se apurara-.encontré un enlace oculto, porque soy excelente hacker-. Presumió de sus habilidades-. Era una especie de lista de demandas y aparecía un tal Terry Austin, tal como lo oyes.
-      ¿hablas en serio?-. sonreí.
-      Já, logré que la gran April Austin sonriera, debo ser bueno…-. Lo miré seria, esperando lo mismo de él pero luego ambos estallamos en risas-. Ya, solo había una especie de dirección y es cerca de Central Park.
-      Perfecto, iremos esta tarde.
-      Un momento, no tenemos en que, ¿recuerdas?
-      Si, lo sé-. Pensé un momento, si íbamos en metro tardaríamos una eternidad y si pedía un taxi, costaría una fortuna-. Le diré a Charlie.
-      Si claro, porque él aceptará y todo-. Buen punto, Charlie jamás me prestaría la camioneta, menos si conducía Eric-. Esperemos hasta mañana ¿sí? será sábado y podemos ir temprano por la mañana.
Acepté porque era lo mejor para los dos. No quería volver tarde a casa, corría el peligro de dejar a Julianna con Pam que seguramente aparecería ebria puesto que era viernes.

Cuando el último timbre sonó, Eric y yo salimos juntos por las escaleras de la entrada. Esperaba encontrar la vieja camioneta de Charlie en la entrada, esperando por Maggie que se encargaba de arreglarse en el tocador de damas, pero no fue así. Seguramente ya se habían ido.
A las pocas cuadras de mi casa, Julianna llamo. Tenía que ir al departamento de Pam a buscar las ultimas boletas de electricidad, hacía tiempo que no las pagaba.
-      Lo siento-. Le dije a Eric que me había acompañado a casa-. Pero debo irme a lo de mi madre.
-      Descuida, vamos juntos-. Se encogió de hombros y seguimos caminando pasando por mi edificio-. Ya casi es de noche, no es bueno que andes sola.
A veces me molestaba tener alguien que me cuidara tanto, sentía que ya no tenía tanta libertad como antes, pero al mismo tiempo, me agradaba tener alguien que se preocupara por lo que hacía.
El cielo estaba algo oscuro cuando llegamos al departamento de Pam.
En la puerta principal había muchos botones, un timbre para cada departamento del edificio. Yo había olvidado mi llave, por lo tanto tuvimos que esperar que ella nos abriera (si es que estaba sobria o lo suficientemente ebria como para recordar como abrir una puerta).
Esperamos veinte minutos en la planta baja, con la esperanza que alguien entrara o saliera para que nosotros pudiéramos ingresar. Estaba a punto de decirle a Eric que eso era todo, cuando una mujer llego y sacó su llave de un abrigo de imitación de piel, vieja y gastada, parecía que lo había usado por muchos años. Aun así, se veía mejor que yo que usaba unos pantalones de jean rotos y una sudadera turquesa con mi mochila del instituto y una cola de caballo bien larga.
Ella me reconoció al instante, era una de las muchas personas que habían llamado a mi abuela alguna vez porque encontraban a Pam desmayada por altas dosis de alcohol, en la recepción del edificio.
-      Disculpe, olvidé mis llaves-. Sonriendo lo más amablemente posible que pude.
-      Ya veo-. Sonrió ella, haciéndose la superior-. Cuida que esta jovencita no termine como su madre-. Se dirigió a Eric-. Parece que ya tiene los mismos síntomas: se olvida la llave…
-      Descuide señora, ella es totalmente diferente.
La señora lanzó un bufido, luego suspiró aun más fuerte y nos dejo entrar. Eric fue el último en atravesar el umbral de la puerta.
Nosotros nos fuimos por direcciones diferentes a la de aquella horrible mujer.
-      ¿realmente luzco tan mal?-. pregunté mientras me veía en el espejo del ascensor; no aprecia estar en tan mal estado y eso que no llevaba nada de maquillaje.
-      No le prestes atención a esas ancianas, están celosas de nuestra juventud-. Sonrió Eric, se veía muy bien cuando lo hacía-. Créeme, luces muy linda.
Ambos miramos en direcciones opuestas, su comentario había tensionado el aire. Por suerte, la puerta se abrió y nos distrajimos yendo rumbo a la casa de Pam.
Llegamos a la puerta de madera y di tres golpes en ella. Nadie respondió, se suponía que Pam ya debía estar bebiendo luego del trabajo.
-      Mira-. Me dijo Eric apuntando al final de la puerta, donde se veía un fino hilo de luz-. Ella está en casa.
-      ¡Pam abre la puerta!-. golpeé más fuerte que antes.
Luego se oyó una especie de voz, pero era apenas audible para entenderla.
-      ¡vamos, abre la puerta de una vez!
Oímos un jarrón u objeto de vidrio cayéndose y fue entonces cuando ambos nos asustamos.
Golpeé casi de manera desesperada e, incluso, tanteé el picaporte para ver si estaba abierto, pero nada.
Le dejé el espacio a Eric que comenzó a golpear la puerta con su espalda, intentando abrirla. Luego de diez intentos, seguíamos iguales. Entonces, entre los dos, nos pusimos de acuerdo y rodeamos el departamento hasta el final del pasillo, donde había una ventana que llevaba a un andén de emergencia, como el que había en mi casa. Salimos los dos por allí y llegamos a la pequeña ventana del baño.
-      Lamento esto-. le dije a Eric que dejo escapar unas carcajadas cuando encontramos u poco de ropa interior tirada y la ducha aun mojada, parecía ser que ese cuarto hacía tiempo que no se limpiaba.
Salimos del baño y descubrimos que todo estaba apagado, la luz que antes habíamos llegado a ver ya no estaba encendida.

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