Sinopsis

April Austin no lo ha tenido facil.
Su padre se fue, su madre es alcoholica y vive en un barrio con poco futuro. Sin embargo tiene a Charlie Power, su mejor amigos desde siempre, quien la apoya incondicionalmente.
Pero desde que él sale con Maggie Parker, April se ve en necesitad de un nuevo hombro donde poder descansar.
Entonces aparece Eric Taylor, el guapo y misterioso chico del salon de castigos.
Secretos de la desaparicion de su padre y lecciones de amor irán apareciendo en esta historia.
¿Podrá April vencer los temores de su pasado? ¿Podrá descubrir que sucedio la noche de su quinto cumpleaños? ¿Podrá creer nuevamente en el amor?


martes, 18 de septiembre de 2012

Capitulo 15



Otra vez no.
Alcancé a Charlie saliendo del instituto cuando regresamos a la hora del castigo. Honestamente, sabía que no le gustaba lo que había hecho o, mejor dicho, que me haya contado con Eric para hacerlo y no con él.
Pero, ¿Qué podía hacer yo? No confiaba en Maggie y ella estaba con Charlie todo el tiempo, ¿Cómo se suponía que lograría contarle el “plan” si no se separaban?
Antipáticamente y de muy mala gana, aceptó llevarme a casa. Necesitaba llegar temprano, quería buscar algo que me guiara hacia Terry; estaba muy apurada, casi desesperada.
-      No comprendo por qué no quisiste decirme-. Reprochó él en medio del camino-. Quiero decir, April…
-      No es tan importante Charlie-. No dejé que terminara, realmente no quería seguir hablando del tema y de la desagradable sensación que me producía ver a Maggie-. Simplemente sucedió y ya.
-      Te molesta que salga con Maggie-. Afirmo y yo me hundí de vergüenza en mi asiento; sonaba muy tonto fuera de mi cabeza-. Lo entiendo.
-      ¡claro que no!-. me defendí, ¿acaso estaba sintiendo celos? Jamás, yo no sentía celos… nunca.
-      Vamos, claro que te molesta-. ¿Qué estaba insinuando?-. pero no entiendo que es lo que no te agrada de ella.
-      No es importante-. Habíamos llegado a casa, abrí la puerta de la camioneta y me quedé mirándolo de frente-. Gracias, adiós.
Cerré la puerta de un golpe y me dirigí a la puerta del edificio. Era extraño no haber hablado con Charlie sobre los dibujos animados que veríamos en la noche o no haber hecho alguna broma sobre nuestras vidas en el futuro, cuando ambos estuviéramos lejos de la miseria de Hamilton Heights (aunque en el fondo amábamos ese lugar).
Ahora estaba yendo a mi departamento, subiendo las escaleras y no me sentía bien. No me agradaba que nuestras charlas quedaran así de… frías.
Llegué hasta el cuarto piso deprimida. Lo único que me apetecía hacer era ir a la piscina y nadar hasta que todo pasara.
Pero, al buscar mi llave en el bolso e intentar ponerla en la cerradura, descubrí que la puerta estaba forzada.
Rápidamente reaccioné y entre en el departamento para saber que estaba sucediendo.
Los muebles estaban dados vuelta, todo estaba fuera de lugar y algunos de los adornos que Julianna dejaba en un estante de madera, estaban tirados en el suelo.
En medio del living-comedor estaba tirada Pam, con tres botellas de… algo que parecía vino, rodeándola.
No parecía estar muerta, más bien, durmiendo.  Tiré mi mochila en el costado de la puerta y me abalancé junto a ella para despertarla. Como pude logré que quedara sentada, pero aunque yo la sacudía levemente, no reaccionaba.
No había señales de Julianna por ningún lado, por lo tanto supuse que Pam se había colado en nuestro departamento.
-      Vamos, vamos- repetí en voz casi audible-. Pam, despierta.
-      Debes mojarla-. Dijo una voz a mis espaldas, desde la entrada-. Sino no te prestara atención jamás.
Giré y encontré a la señora Bennett parada en el marco de la puerta abierta.
-      Lo siento, pasaba por aquí y…-. dijo, explicando todo con las manos-. Déjame ayudarte.
Se acercó a mí sin que pudiese resistirme, de cualquier manera necesitaba esa ayuda. Entre las dos, realizamos un poco de esfuerzo y la sentamos en el piso, apoyando su espalda contra la pared.
-      Gracias-. Le dije cuando terminamos.
-      Si… bueno, aun no despierta-. Hizo una media sonrisa-. Espérame aquí.
Asentí, no tenía otro lugar a donde ir. Oí que la señora Bennett decía un suave “permiso” mientras entraba en la cocina. Ella estaba muchísimo más consciente de lo que hacía, cualquier ayuda me servía con tal de despertar a mi madre.
-      ¿April?-. levante la vista y vi a Charlie completamente sorprendido en medio del marco de la puerta ¿acaso nadie pensaba cerrarla?-. ¿Qué demonios sucedió aquí?
-      Humm, bueno…-. Dudé, mirando a mí alrededor para saber si algo me daba una pista-. No tengo idea.
-      ¿está inconsciente?-. se acerco a mí y le tomo el pulso-. Vamos, subámosla al sofá.
Eso hicimos. En ese momento agradecí un montón que Charlie apareciera justo a tiempo, como siempre.
Pam comenzó a moverse en el preciso instante que su cabeza se apoyo en el almohadón del sillón del departamento. Entonces yo comencé a hacerle un poco de aire con la mano y Charlie se encargo de subirle los pies un poco más alto con otros almohadones.
-      Aquí está el agua-. Dijo la señora Bennett regresando de la cocina-. Oh, hola cielo.
-      ¿Qué tal?-. saludo Charlie, yo reí ante el apodo que ella le había puesto… “cielo”, jamás le hubiese hablado así a alguien con la apariencia de Charlie: alto, fuerte, serio e implacable. Sin duda no parecía el “niño dulce” que en realidad era.
-      Bueno, veo que logró despertar, si no lo hacía hubiésemos tenido un serio problema-. La señora Bennett soltó una risa que no tendría que haber dejado salir en un momento como ese, tenía un sentido del humor algo extraño-. En fin, debo irme; tengo que regar las plantas de mi balcón, no quiero que se deshidraten.
-      Muchas gracias de nuevo señora Bennett-. La acompañé hasta la puerta y ella se despidió de Charlie desde allí-. La llamare si algo sucede, ¿de acuerdo?
-      Por supuesto cielo, cuando quieras; no tengo muchas cosas que hacer en ese viejo departamento.
Saludo una vez mas y cerré la puerta tras ella. Luego regresé con Charlie y entre los dos intentamos animar a Pam.
Cuando lo hizo, la obligamos a beber el vaso de agua que la señora Bennett nos había preparado y luego abrí una ventana para que el aire entrara y le tendí unas sabanas a Charlie para que las acomodara en el sofá y cubriera a Pam.
No tardo mucho en quedarse dormida. Su aspecto era horrendo. Tenía muchísimo olor a alcohol, los labios resecos, estaba pálida, sus ojos hinchados y rojos, parecía que había llorado; además, una aureola oscura los rodeaba, algo muchísimo más notorio que unas simples ojeras.
En menos de media hora logramos que quedara nuevamente dormida. Esta vez no corría riesgo de caer en coma vegetativo, al menos había hablado algo antes de cerrar los ojos.
-      Deberíamos llevarla a emergencias-. Dijo Charlie levantándose del suelo y sacudiendo sus rodillas que tenían un poco de polvo.
-      No es necesario, ella está bien-. Comenté, lo que menos quería hacer era encargarme de la enfermedad o trastorno de Pam-. Solo tengo que limpiar todo antes que llegue Julianna.
-      Deja que te ayude-. Él también se puso a juntar las botellas y pedazos de vidrio del suelo.
-      Está bien, puedo sola-. ¿acaso había olvidado la charla en su camioneta?-. no tienes que hacerlo si no quieres.
-      Bueno, yo si quiero ayudarte-. Ambos estábamos agachados en el piso, juntando las botellas, él levanto la vista y me obligo a verlo a los ojos-. Eres más que mi mejor amiga April, no voy a dejarte sola ¿comprendes?
-      ¿Por qué viniste? Creí que ya te habías marchado en la camioneta.
-      Iba a hacerlo, pero luego me sentí culpable entonces estacione y vine a pedirte perdón-. Esto lo dijo con la mirada fija en el suelo, se estaba tragando su orgullo porque sabía que yo no pensaba hacerlo-. Tendría que haberte apoyado un poco mas con el asunto de Terry y, bueno, quiero que sepas que estaré aquí si me necesitas… sin Maggie o mis padres, solo yo.
Sonreí y supe que era cierto, como todos los años en los que habíamos pasado por cosas feas. En el pasado había quedado nuestra pelea, ahora estábamos disfrutando de una linda tregua, por llamarlo de alguna manera.
Cuando tiramos todos los vidrios y el suelo quedo despejado, fregamos todo para que desapareciera el pegote del alcohol derramado por Pam. También tiramos los trozos de los adornos que se habían roto y ordenamos la cocina.
Si Julianna descubría lo que había sucedido, se armaría un completo escándalo, teníamos que lograr que aquel drama pasara por una simple escena, como las que Pam hacia siempre.
-      ¿quieres café?-. pregunto entrando a la cocina-. Hace un poco de frio.
-      De acuerdo, ¿necesitas ayuda?-. negó con la cabeza mientras yo cerraba la ventana, ya había desaparecido el aroma a alcohol y comenzaba a ponerse fresco.
Charlie apareció en el comedor con dos tazas humeantes y tentadoras, nadie preparaba un café tan delicioso como el suyo. Incluso era más rico que el de un Starbucks. Nos sentamos en la pequeña mesa de madera mientras en la televisión de fondo sonaba un canal de música. En ese momento estaban pasando un poco de hip-hop, no era nuestra preferida pero al menos alegraba ese ambiente tan… aburrido.
-      ¿te encuentras bien?-. me preguntó, tomando mi mano entre las suyas-. Estas helada.
-      No es nada, últimamente tengo mucho frio-. Mentí, yo no sentía el frio pero si sentía que todo mi cuerpo estaba en una baja temperatura.
-      No quieras mentirme, sabes que no lo lograras-. Sonreí, tenía razón, nunca lograba engañarlo-. Bueno, cuéntame ¿Qué has averiguado sobre Terry?
-      No mucho, nada en realidad-. Suspiré, apenas había empezado con la búsqueda y a sentía que no había un camino posible-. De hecho, su nombre no aparece en ninguna lista de Manhattan; ni siquiera en alguna de “difuntos”.
-      ¿no has pensado que tal vez… falleció hace algunos años?-. lo miré extrañada, no sabía a donde quería llegar-. Quiero decir que, las listas de difuntos solo se mantienen un tempo, no mucho. En Hamilton Heights somos muchas personas, es imposible que marquen vivos y muertos porque cambia todos los días, por eso se renuevan las listas cada un periodo determinado de tiempo.
-      Tienes razón-. Dije pensativa, comenzaba a entender a donde quería llegar-. No lo había pensado.
-      Una vez que los papeles de defunción o alguna herencia es cobrada, cuando ya no es necesario absolutamente nada con el ¿Muerto? Lo siento, es que no sé cómo llamarlo-. Ambos reímos, era extraño hablar de estas cosas-. En fin, cuando todo está resuelto, el nombre pasa a una lista más... general, pero en las distintas oficinas esparcidas por toda la ciudad, no queda ni un solo rastro del difunto.
-      Si, comprendo-. No había pensado en esa posibilidad, Charlie podía tener mucha razón, tal vez Terry había muerto hacia bastante tiempo-. ¿y si está en algún cementerio? Alguien debe de haberlo enterrado, digo, no puede estar solo en el mundo ¿o sí?
-      No lo sé April, ¿Cuántos cementerios hay en toda Nueva York?
-      No tengo idea, pero sé que él era un amante de esta ciudad y sobre todo de Hamilton Heights, siempre decía que adoraba este barrio, créeme que es uno de los pocos recuerdos que tengo sobre él.
-      Si, puede que tengas razón-. Tomo un sorbo de su café, yo ya había terminado el mío, por alguna razón nunca le ponía azúcar a mi taza y eso hacía que me gustara aun más-. Entonces, ¿no te parece dar una vuelta por Trinidad?
-      Sabes que no me gustan esos lugares-. Él suspiro, tenía razón, si queríamos investigar íbamos a tener que visitar el cementerio de la iglesia Trinidad, era el único en Hamilton Heights-. De acuerdo, iremos mañana luego del instituto.
Charlie sonrió, satisfecho por su victoria. Había logrado convencerme, ni más ni menos.
Pasamos unas horas conversando, pero evitábamos plantar el tema de Maggie o Eric, tampoco nos apetecía hablar del instituto o de nuestra futura visita al cementerio. En lugar de amargarnos lo que nos quedaba de la tarde juntos, ambos nos pusimos de acuerdo en hablar de cosas poco interesantes. Nos comportamos como completos tarados, haciendo bromas de absolutamente todo lo que se nos venía a la mente. Era divertido tener alguien con quien reír, Charlie era mi soporte en todo y yo muchas veces era el suyo. Supongo que eso era lo que complementaba nuestra amistad, haciéndonos casi inseparables… a pesar de los últimos días.
-      Bueno, creo que debo irme-. Lo acompañé hasta la puerta-. Es tarde y debo terminar algunas cosas en el taller de mi tío.
Lo saludé y cerré la puerta cuando se fue. Era extraño todo lo que pasaba, como de pronto, ya no frecuentaba muy a menudo las noches de caricaturas en su casa o como había decidido investigar algo tan importante con alguien que no era Charlie. Ambos éramos consientes que alguna vez tendría que pasar, no vivíamos en una nube de cuento de hadas, pero aun así, nos sorprendía ver que de a poco nuestros rumbos comenzaban a separarse. Aun no había cambiado nada de una forma drástica, pero en el fondo, cada uno sabia que este era el comienzo. Así era como las cosas empezaban a cambiar, tal vez de a poco, pero tarde o temprano todo terminaría siendo completamente distinto.

1 comentario:

  1. Jooooo, no quiero que se separen, me daría mucha penita :'(
    Me encanta el blog *-*
    Besos<3

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